Josué Barrón es un joven poeta, académico y bloguero
peruano que nos ha visitado en años pasados. Estamos frente a su brillante poemario
El silencio solar que transita entre los poemas occidentales de la prosa testimonial y los poemas orientales que entibian la tarde.
Un melancólico vacío existencial tiñe las cosas y
los versos, pero Matías es el conjuro, el mago, dador de sentido a ‘la extrema
vacuidad’.
Al igual que algunos peces, Barrón se resiste a
dejar el abismo, para sumirse en una bajada a lo esencial donde “no encuentro
ni ventarrones ni aguaceros / pero sí
una fuente, y en lo alto,/ un atardecer y a mi hijo”
El abismo aparece como un motivo recurrente, a veces
en los ojos de un Borgeano tigre de papel que el niño pueda escuchar rugir bajo
el último sol de sombra de su corazón. El oxímoron ‘sol de sombra’ juega con la
dualidad de auge y caída que parecen estructurar el tono básico del libro.
El tiempo, que se presenta como un acechador,
contribuye a esta visión. Todo aparece marcado por su propio tiempo solemne. La
vida, entonces, se traduce en verbos en presente, paisaje detenido en una hora contemplativa:
“El árbol se guarece / el aroma del té reposa/ la orquídea germina y destila aroma/ la
abuela teje”.
En este contexto, el hijo es evidencia que anula el
sentimiento de despojo: una tarde de juegos permite observar poéticamente la
vida y desde allí construir una poesía que busca respuestas. Aún así, “la
eternidad es una palabra esquiva para los hombres”.
Todo es metaforizado, el castillo frágil en la
arena, el tiempo que se escurre, la naturaleza que completa su círculo y no
envejece. ¿Su castillo resistirá el viento de la noche?
Poesía contemplativa, de acuarela, tonos y ritmos,
como el Haikú. El espesor de los sentimientos se comunica al extremo de hacer
sentir el dramático juego del despojo.
La poesía de Barrón es una poesía de síntesis y de
logro extremo en significación, de contrastes en que padre e hijo juegan a
estar juntos pero conociendo el final del juego. Esa circunstancia transforma
el tiempo y concede al poemario un tono de reflexión existencial ante el vacío.
Leer este
potente libro nos permite respirar el lado tenue de las palabras profundas.
Patricia Bennett
Ramírez, chilena,
antofagastina, Pedagoga en Castellano por la Universidad del Norte y Doctora ©
en Evaluación, Mejora y Calidad en la Educación Superior, por la
Universidad de Cádiz.
Académica de la UCN durante quince años,
Vicerrectora fundadora de la Universidad José Santos Ossa y Rectora fundadora
del Colegio San Patricio.
Actualmente dicta clases de Historia del Teatro en
la Carrera de Artes escénicas de la Universidad de Antofagasta y es miembro del
Consejo Consultivo de la Cultura, las Artes y el Patrimonio. Desde 2009 es miembro de la Corporación
Cultural Linterna de Papel Andrés Sabella.
En mayo de 2017, la Academia Chilena de la lengua
oficializó su ingreso como Miembro Correspondiente por Antofagasta, incorporación
que se realizó el 29 de junio de 2018.

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