Al observar tus fotos la distracción
se disipa. Aparece
un frutero que avanza entre sombras
hacia un jardín. Uvas de Sicilia,
uvas de Bengala
y naranjas podridas traen la luz.
Un pájaro jaspeado respira desde los
árboles atrás
como mancha de sol. La luz expande
un amanecer oscuro aquí.
Los bizantinos solían llegar a los
campos
huían de las ciudades como ante el
llamado
de un dios. Siempre una mansedumbre
de fieles
protagonizaba el agobio.
En el Gothic Universal donde se
publican
otras fotos tuyas se explica esto a
través de imágenes
y una leyenda fluye como río natural.
Pero quien abra ese libro verá
renacer
la tristeza y la culpa.
Quien sangra, renace, pareciera
decirnos
el pájaro que canta desde el jardín y
se alza
como cristo crucificado.
Sin embargo, todo es barro, escritura
en los muros,
acercamiento a lo prohibido. Sí, parece
como si en las obras de arte
los hombres hubieran venerado el
templo y hecho ahí
la representación del dolor.
Pero otra es la lectura. El pájaro
con sus alas medio
deshechas brilla ante el florero y no
es sino la leyenda
del libro o el fresco
de una catacumba de San Sebastián.
Caen o parecen caer los residuos de
un florero verde.
He ahí la fragilidad y el despertar
de un mundo
escondido tranquilamente en sus
asuntos.
He ahí la sucesión de las guerras que
amenazan.
Son uniformes los colores, los
pasteles liberados
como sombras cuando avanzan
y la luz comienza otro recorrido.
Desde arriba hay jaulas abiertas, y
el pájaro aparece
como nuestro intento de salvar las
cosas.
De:
Moridor & otros poemas (2009)
Willy Gómez Migliaro (Lima, 1968). Es autor de los libros de poesía Etérea
(Hipocampo Editores, 2002), Nada como los campos (Hipocampo Editores, 2003), La
breve eternidad de Raymundo Nóvak (Hipocampo Editores, 2005), Moridor (Pakarina
Ediciones, 2010); Construcción civil (Paracaidas editores, 2013) y Nuevas
batallas (Arteidea editores, 2013) Compilador del libro OPEMPE, relatos orales
asháninka y nomatsiguenga (2009).
